Tal vez el silencio alrededor es tan grande, aun a sabiendas del estruendo solapado que lo produce, que metida yo en la tinaja y tú en el libro la trinchera se haya hecho palpable una vez burlado el crepúsculo. Te he sentado a mi lado con un vaso de diálogo sin voces. Bebemos despacio. Amanece.
