Era muy tarde según se mire; volvía de pinchar música en un garito en Mi Pueblo y en otro en la ciudad. En una motillo iban dos desgraciaos de los que nos desgracian a muchas. Pararon el engendro mecánico, uno de ellos se apeó.
Vente con nosotros, mi arma, ¿Qué haces tan sola por la calle?
Si hubiese tenido un arma los hubiera matado a los dos.
Les pedí el DNI y papeles de la moto.
Salieron corriendo.
Propio. ¡Cobardes!